Las herramientas son una inversión, no un gasto. Cada llave, martillo o taladro que compras representa tiempo, esfuerzo y productividad. Por eso, mantenerlas en buen estado no solo ahorra dinero, también mejora tu trabajo diario.
- Limpieza después de cada uso
Parece algo simple, pero muchos lo olvidan. El polvo, el aceite o la humedad pueden dañar las superficies metálicas o hacer que se oxiden.
Usa un trapo seco o ligeramente húmedo y evitar guardarse sucias. Si las herramientas se usan en exteriores o con agua, sécalas muy bien antes de guardarla.
- Guárdalas correctamente
No es lo mismo una caja metálica que una de plástico sellada.
El lugar ideal debe de ser libre de humedad, polvo y cambios bruscos de temperatura.
Las herramientas eléctricas deben guardarse en su estuche original, y las manuales, colgadas o en compartimientos que eviten roce entre ellas.
- Lubricación y mantenimiento
Una gota de aceite e bisagras, roscas o partes móviles pueden evitar el óxido y desgaste.
También es importante revisar los cables y enchufes de herramientas eléctricas para prevenir cortos o accidentes.
- Usa la herramienta correcta
A veces por prisa usamos "lo que hay a la mano". Sin embargo eso puede romper la herramienta o dañar el material. Cada herramienta fue diseñada para una función respetarla garantiza su duración.
- Revisión periódica
Dedica un momento cada mes para revisar el estado de tus herramientas: afilado, limpieza, cables, mangos o accesorios. Así puedes reparar a tiempo y evitar reemplazos costosos.
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Porque tus herramientas merecen el mismo cuidado que tu trabajo.